domingo, 23 de febrero de 2014

Si supiera inglés... no tendría que aguantar ciertas cosas


Cabecera de la serie 24 (imagen de Wikipedia)
«Pues los dobladores españoles son muy buenos», «A mi The Office no me hace gracia», «Paso de estar hasta las 2 de la mañana para verlo» o «¿Pero la serie no era los martes?», son algunas frases que he tenido que decir o escuchar hasta la saciedad estos años. Ayer, antes de decidir empezar con el blog, leí una entrada de Quinta Temporada (un buen blog de El País sobre series) que me animó bastante. Hoy voy a intentar hacer un análisis de las dos razones que me han llevado a donde estoy.

[Aclaración: ¿Dónde estoy? Adicto a las series, con una tabla en word donde apunto las que tengo que ver y cuándo son. Dejando de trabajar por ver algunos capítulos, trasnochando cuando a Netflix se le ocurre sacar una serie todo de golpe y viendo las series en versión original, aunque sean en sueco]

Esta entrada tiene que empezar haciendo referencia a una serie muy importante en mi vida y que vuelve a estar de actualidad ahora que llega Live another day, la novena y ¿última? temporada de la serie. Recuerdo que comencé a ver 24, creo que la tercera temporada, en Antena 3. La echaban los domingos por la noche. Doble capítulo a las 10 de la noche. A los tres días estrenaron algo y la serie comenzó a emitirse a partir de medianoche. Un día, con la serie mediada, dejó de emitirse, o no fui capaz de encontrarla en la programación. ¿Por qué? Contraprogramación. Eso me frustró enormemente y desde ese día dejé de ver series en la televisión. Por aquel entonces vivía con mis padres y mis abuelos y no me podía permitir quedarme hasta las cuatro de la mañana en el salón. Me compré un receptor de TV para el ordenador y pronto descubrí que había otras formas de ver series. Por desgracia la velocidad de internet no era tan buena como hoy y sobre todo me dediqué a las películas. Entonces me fui a Londres. Se acababa de terminar las sexta temporada y pensé que sería interesante recuperar la serie desde el principio. Al fin y al cabo lo que vi me gustó y tenía ganas de acción. Jack Bauer era ya un icono freak y la gente se ponía el sonido de la CTU en el teléfono. Empecé a ver capítulo tras capítulo, intercalando capítulos en inglés y en español. Puede parecer curioso, pero no me daba cuenta. Estaba tan metido en las historias que ya no sé si era un capítulo sí y uno no, una temporada sí y dos no, o fruto de mi imaginación, pero me resultaba indiferente un idioma y otro. No es que los dobladores fuesen buenos, es que la calidad de la actuación no requería verles en su idioma original. No había giros, chistes, nada. Solo acción... 24 horas de acción. Entonces llegó la huelga de escritores y me quedé sin la séptima temporada, pero unos meses después apareció Redemption, dos horas que estaban por encima de toda la serie. A esas alturas, después de verla de un tirón (sí, como The Office, es que soy compulsivo a veces), ya sabía cuáles iban a ser los giros del guión, quién era el malo, quién no... demasiado previsible. Pero acción, 24 horas de acción. Redemption sin embargo era más sencilla, en África, tocándome la fibra a unos días de irme a Etiopía. Esa la tuve que ver en inglés, porque había ingleses y africanos. Después de ver Diamantes de sangre había descubierto por qué no hay que doblar las series aunque a priori no importe. Había descubierto que Leonardo Di Caprio es capaz de hablar en inglés como un belga congoleño y se merece un Oscar. Había descubierto que la versión original le aporta algo más a la serie. Al volver de Etiopía lo confirmaría intentando que mis padres vieran The Office en español. No me hacía gracia ni a mi...
¿Todo este rollo para qué? Pues para posicionarme en dos temas que me parecen muy importantes a la hora de ver series:
  1. Contraprogramación. Hay series que son intemporales, no en su calidad, sino en su contenido. No importa ver un capítulo de la temporada 6 y otro de la temporada 3 después, porque la historia de fondo es tan sutil que no marca una diferencia importante. Este es un tema que han ido corrigiendo las series de este tipo (principalmente de investigación criminal; todo se resuelve en el capítulo) para tratar de captar un público más fiel. Un ejemplo puede ser Fringe, que merece capítulo aparte, pero que manejó muy bien (o no tan bien según las opiniones) la resolución de casos capítulo a capítulo con una historia de fondo que llegó a ser tan alocada como los morados de Walter Bishop. Las series en España eran telenovelas adaptadas al estilo que hiciese falta, o comedias sin más. Podías ver uno de cada cuatro capítulos y enterarte de qué pasaba, porque, o bien eran excesivamente lentas para prolongarse en el tiempo, o sólo servían para echarte unas risas. Las tramas eran simples: fulanito conoce a fulanita, pero mengano se entromete y 200 capítulos después se casan. Cuéntame como pasó, ni siquiera tenía una línea argumental clara más allá de la historia de España en los últimos años del franquismo, por ejemplo. Por eso, creo que los programadores televisivos nunca le dieron la mayor importancia. No existía la idea de fidelización de la audiencia hacia un producto que se puede tener hoy en la televisión americana. No se buscaban la calidad o los premios, sino ganar en audiencia y cobrar más por los anuncios. Entonces empezaron a fastidiarnos y nos fue imposible seguir una serie de culto en la televisión en abierto. ¿Por qué? Básicamente porque las series de culto no son series de masas, sino productos de calidad que requieren atención y hasta mi madre prefiere ver MYHYV para alegrarse un rato la vista. ¿Cultura española? Habría que pararse un día a analizarlo de un modo más profundo. El caso es que, como decía la entrada de Quinta Temporada, la contraprogramación es una falta de respeto a los televidentes, pero sobre todo una forma mísera de hundir una serie y un sector. Sólo se arriesgan con algunas producciones propias que tienen buenos índices de audiencia, pero ante la menor amenaza, ¡zas! Imperdonable.
  2. Versión Original. Soy investigador y mi segunda lengua (a veces la primera) es el inglés. Cada vez que salgo a un congreso me doy cuenta del bien que me habría hecho crecer con películas y series en versión original. ¿Por qué los portugueses hablan mejor inglés que nosotros? Precisamente por que ellos si crecieron así. He de reconocer la labor de los dobladores españoles. Son buenos. Hay series y películas que captan hasta el menor detalle, pero claro, eso cuesta dinero y no todas las producciones se lo permiten. Cuando empecé a ver cosas en versión original, lo primero que me chocaron fueron las voces. Hay que personajes, que es mejor oírlos y seguramente algún día vuelva sobre eso. Pero también pequeños detalles en los que nunca me había fijado. Comentaba antes el tema de Di Caprio y es que esos acentos, esos giros del lenguaje, son muy difíciles de conseguir. ¿Cómo narices le pongo acento de belga congoleño al doblar? Pero sobre todo, un mal doblaje se nota en los ritmos, en las entonaciones, en los dobles sentidos. Nos perdemos la mitad de los chistes y la mitad de los guiños que hacen los personajes. He de reconocer que es duro y que es casi imprescindible saber el idioma, porque si no estás más pendiente de los subtítulos que de la serie, pero es un cambio cualitativo. A día de hoy he visto series en inglés, francés, italiano, alemán, danés, sueco, turco, árabe y amárico. No hablo todos esos idiomas y he de reconocer que de algunas sólo he aguantado un par de capítulos, pero viene bien al menos para hacerse una idea. El ejemplo que quiero utilizar aquí es triple: Broen/Bron, The Bridge y The Tunnel, tres series que son la misma hasta la desesperación, con 5 idiomas en total que se hablan indiferentemente a lo largo de cada capítulo. Danés/sueco, inglés/español e inglés/francés. El resultado es simplemente genial, porque los pequeños detalles que ofrecen marcan la diferencia a la hora de comprender las relaciones entre los personajes. ¿Lo veríamos si estuvieran dobladas? Tendré que hacer la prueba. De todos modos, también he de decir que no todas las series están hechas para ese grado de detalle y muchas de ellas las podremos ver dobladas sin perdernos gran cosa. A mi House me gustó durante una época y es la típica serie, como 24, que puedes ver indistintamente en versión original o doblada. Tal vez por eso triunfó en España. En Bones, sólo vi en versión original un capítulo doble en Londres sobre el que volveré algún día y Los Simpsons están tan bien doblados, que sólo se escapan pequeños detalles. No seamos excesivamente puristas, que si no va a parecer esnob. Pero, ¿alguien cree que Aquí no hay quien viva tendría gracia en inglés?
Os dejo a Leo en Diamantes de sangre, aunque no sea una serie... Se nota la diferencia, aunque hay escenas aún más brutales cuando habla con los belgas.




Después, podéis echar un ojo en YouTube a las diferentes versiones de Los Simpsons (el Dr. Nick Riviera por ejemplo) según si es la versión sudamericana, la española o la inglesa. O probar cualquier otra serie... Al final, para gustos los colores.

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