«Operación Palace», promo de La Sexta (imagen de La Sexta) |
No me dejáis descansar... Acabo de sacar la entrada de hoy y ya tengo que sacar otra. ¿Por qué? Pues porque los astros se conjuran y me obligan a hablar. No he visto «Operación Palace» y no creo que lo vea en un futuro próximo. En su lugar, ayer seguí con mi rutina de cada noche; dos capítulos y Gran Turismo. Porque mi forma de relajarme es ponerme alguna serie (ayer le tocó a Black Sails) mientras echo unas carreras en mi Pagani Huayra para ganar pasta gansa y comprarme todos los coches del juego. Ya sólo trabajo por las noches por urgencias. El caso es que el miércoles o el jueves le dije a mi padre que el Salvados de anoche tenía toda la pinta de ser un documental falso para denunciar alguna cosa (parece ser que la falta de transparencia y sus consecuencias) y que lo que era chungo de verdad eran otros documentales como The Act of Killing, que se acababa de llevar un Bafta y seguramente se iba a llevar el Oscar.
«Ayer nos casca el inglés chungo de Leo y hoy una de documentales, ¿pero esto no era un blog de series?». Pues bueno, esto es un blog de lo que me da la gana, que para eso lo escribo y si consideramos Salvados como una serie, lo pillaré por los pelos.
Pero voy a empezar por The Act of Killing...
Si os pregunto por Indonesia no sé lo que me puedo encontrar... Un país que está en Asia, que tiene muchas islas, mmmmmmmmmm ¿ya? Venga hombre, la capital es Yakarta y tiene casi 250 millones de habitantes. Hasta la Segunda Guerra Mundial fue colonia holandesa y se tuvo que ganar la independencia a hostias, porque tras la ocupación japonesa, los holandeses intentaron volver. Pero claro, era un tiempo complicado y eso de la democracia así de repente no parecía fácil. Así que empezaron su independencia con una dictadura que se radicalizó en 1965 tras un intento de golpe de estado atribuido a los comunistas. Aquí empieza The Act of Killing (bueno, empieza con un bailecito molón) y lo que sigue es, cuanto menos chocante. Tuve la oportunidad de verla hace tiempo, antes de que estuviera tan de moda con lo de los Oscar, y me dejó loco. ¿Por qué? Hay quien dice que es una especie de fake como el Savados de ayer, pero lo que hace es narrar el genocidio que sufrió el país desde finales de los años '60 a través de las voces de los genocidas. Representan sus asesinatos favoritos y te cuentan su nuevo estilo de vida, ya retirados, en una Indonesia que sigue bajo el mismo régimen, eso sí, cada vez más democrático claro. Lo duro es ver la sorna, e incluso el cachondeo que hay a ratos. La impunidad. traigo esto a colación por el tema de Évole y por un articulo que leí esta mañana en The Guardian contra este documental, donde lo ponía de mal gusto y se preguntaba que pensaríamos si eso mismo se hubiese hecho con retirados nazis en Argentina o Guardias Civiles en España. Lo resumiré con un comentario del director en una entrevista: Acaba de grabar una escena. Se la enseña y se muestra compungido. No puede decir que se ve mal, porque eso significaría que lo que hizo estuvo mal, así que habla de que se ve viejo, que tiene que teñirse el pelo, ponerse otra ropa... No es sólo la impunidad del presente, sino la necesidad de reforzar ideológicamente lo que hizo aún hoy lo que te pone los pelos de punta. Os recomiendo ver Unsere Mütter, unsere Väter (Hijos del Tercer Reich) para ver una visión alemana de este tema en serie. ¿Qué te diría hoy un Guardia Civil retirado después de hacerle reconstruir un fusilamiento? Si sigue siendo convencido fascista te dirá que se lo merecían, pero una parte de él seguro que se estaba muriendo por dentro. En cierto modo, la España de hoy vive una situación de impunidad similar a la indonesia y una versión española de The Act of Killing, con los comentarios, en 2014, en público y de cara al mundo, de los responsables, sería cuanto menos revelador. ¿Se atreverían a justificar y jactarse de lo que hicieron? Ya les hemos visto pasear impunes, pero porque nadie se lo ha echado en cara con seriedad. Ver la repercusión de los tuits de cualquier cachorro estúpido de las juventudes alardeando de facha, nos da una muestra de la diferencia fundamental y la brutalidad de la situación. Si nosotros sufrimos en silencio las almorranas, ¿qué estarán sufriendo en Indonesia?
Y así llegamos al 23F y a un aspecto que me interesa especialmente como arqueólogo que se dedica a la imagen pública de la arqueología y, con ello, a la pseudoarqueología. El cerebro humano adora las teorías conspirativas, porque siempre será más atractiva la fantasía que la realidad. De ahí se parte a la hora de montar determinadas mitologías y los mil y un casos que ha habido con los años, desde La Guerra de los Mundos a Exit through the gift shop, nos muestran cómo adoramos determinados iconos -ya sean extraterrestres o artistas, ahora que estamos en Arco. Desde el ámbito republicano español siempre se ha hablado del papel del Rey en el golpe de estado, por ejemplo, que es una teoría muy plausible y difícil de refutar. Según el concepto de «Amnesia de fuente», si nos enfrentamos a una teoría conspirativa como esa desde la supuesta verdad (el Rey no tuvo nada que ver), una persona propensa a no creer en el Rey, siempre elegirá la versión alternativa. Ese es el fundamento del falso documental de Jordi Évole, como denuncia. Cuanto más se oculte, peor será la interpretación y más difícil será hacernos creer la verdad. Desde mi punto de vista y sin ver «Operación Palace», chapeau.
«Al menos nosotros hemos reconocido que era mentira lo que hemos estado contando y seguramente ha habido otras veces que era mentira lo que les han contado y nadie se lo ha dicho» Pues eso.
Y como seguimos en #Simpsonsmonday quiero terminar con un pequeño video de Homer, convertido en PieMan (episodio 332, temporada 15). ¿Recordáis ese momento en el que se quita la máscara y reconoce su identidad, pero el pueblo no se lo cree? A eso es a lo que nos lleva el secretismo en temas controvertidos. Algún día sabremos la verdad del 23F, o tal vez ya la sabemos, pero el hecho de mantener clasificados los documentos al respecto no ayuda a esclarecer nada y «Operación Palace» siempre será una opción plausible, e incluso atractiva, para explicarlo.
Después de leer medio millón de análisis de «Operación Palace» y, por supuesto, sin haberlo visto aún, he de decir que me apunto a la crítica de Luis Alfonso Gámez en Magonia: http://blogs.elcorreo.com/magonia/2014/02/24/operacion-palace-un-experimento-de-jordi-evole-que-fernando-jimenez-de-oso-hizo-hace-30-anos/
ResponderEliminarEso sí, no retiro lo dicho en mi entrada... aunque no tengo ya tan claro que el objetivo que le di al programa es el que realmente tenía. Me pudo la sangre caliente, o no... ambas teorías son plausibles y difíciles de refutar. Sólo yo lo sé y no revelaré nada hasta dentro de 50 años -si me acuerdo.